miércoles, 22 de agosto de 2007

La vida está de la patada


Heráclito

Como dijo
el profundo
Filósofo:
Una cosa
es una cosa
y otra cosa
es otra cosa.
Efraín Huerta, Poemínimo

A un jugador de fútbol profesional se le puede perdonar cualquier fallo al hablar: finalmente, es un jugador de fútbol, no es que sean idiotas, hay algunos que hasta han estudiado, aunque son los menos y nunca llegan a ser grandes jugadores. Las grandes estrellas, esas que ganan millones en “salario” y otros tantos en imagen, suelen ser tipos que siempre que hablan de algo que no tenga que ver con los tópicos: jugamos bien, el rival es muy duro, etc., dejan claro que su nivel cultural dista mucho de su nivel futbolístico, al fin y al cabo sólo son jugadores de fútbol. Lo que es indignante, imperdonable, es escuchar o leer a los “especialistas” deportivos, éstos también viven de las patadas, pero las que le dan al diccionario. El ala más crítica de estos “periodistas” no ha golpeado un balón ni en un partido de solteros contra casados, eso sí, doctos en la materia, no dejan títere con cabeza, lo mismo son entrenadores, que jugadores, que presidentes de algún club, en las tertulias de los programas especializados. Entiendo que el fenómeno fútbol pueda ser objeto de estudio, lo que no me queda claro es cómo consigues convertirte en un especialista de fútbol sin haber acariciado la esférica en tu vida. Supongo que verán muchos partidos y efectuarán un profundo análisis sobre por qué los once tipos de verde no fueron capaces de horadar la meta contraria y sucumbieron ante el rival compuesto por otros once tipos de blanco. Loable tarea, porque muchos partidos son un castañazo y tiene su merito fumártelos por amor a la profesión y pasión por el análisis profundo. A pesar de todo, sigo sin entender cuál es su función, no en la vida, en el fútbol. Me queda una pregunta ¿cómo puede un tipo ganar tanto dinero por patear un balón?, con o sin facilidad de palabra, con o sin cultura, ¿cómo?

La vida está de la patada.

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